La pizza es una de las comidas que ha evolucionado durante décadas, mejorando así su sabor y los elementos que la componen. A inicios, el pan ácido se consumía en el Antiguo Egipto y Babilonia. Pero, los persas cocían esta masa sobre sus escudos y en el siglo VI a. C le comenzaron a añadir queso.
La palabra “pizza” puede derivarse de la expresión “picea” que utilizaban los romanos para aludir al agradecimiento por el pan previamente calentado. Sin embargo, fueron los napolitanos que popularizaron por primera vez la foccacia, que eran tortas con base de hierbas aromáticas y especias.
Luego, en el siglo XVI, desde la llegada de los españoles al nuevo mundo, encontraron los tomates, y los napolitanos descubrieron que no era un alimento venenoso, para luego posteriormente añadirlo a la foccacia.
El queso que se obtenía principalmente de las búfalas, que se trabajaban en la Campania italiana en las zonas pantanosas en el siglo XII. Sin embargo, no se obtuvieron las cantidades necesarias hasta la segunda mitad del siglo XVIII.
Para esta época, Nápoles se convirtió en la ciudad de las pizzas, ya que se preparaban en la calle frecuentemente. De manera que se realizaba la torta, queso y los ingredientes que los comensales quisieran agregarle.